Así había sido desde la infancia, una persona aislada. No mostraba interés por las actividades cotidianas. Tenía muchas posibilidades: salir a jugar con los amigos, a una fiesta de cumpleaños, a parques de diversiones, a comer, al cine. Tampoco le gustaba salir de vacaciones, le parecía una pérdida de tiempo. Cuando creció y no tenía trabajo que hacer, se la pasaba ausente de sí, en otro mundo, en otra vida, en otra persona, no importaba si había luz o se encontraba en completa oscuridad. Quería dejar de pertenecerse, en algunas ocasiones anhelaba ser alguien más, en otras, imaginaba que dejaba de existir, simplemente desaparecía, como el humo se desvanece en el aire.
martes, 30 de junio de 2009
Cercar
Así había sido desde la infancia, una persona aislada. No mostraba interés por las actividades cotidianas. Tenía muchas posibilidades: salir a jugar con los amigos, a una fiesta de cumpleaños, a parques de diversiones, a comer, al cine. Tampoco le gustaba salir de vacaciones, le parecía una pérdida de tiempo. Cuando creció y no tenía trabajo que hacer, se la pasaba ausente de sí, en otro mundo, en otra vida, en otra persona, no importaba si había luz o se encontraba en completa oscuridad. Quería dejar de pertenecerse, en algunas ocasiones anhelaba ser alguien más, en otras, imaginaba que dejaba de existir, simplemente desaparecía, como el humo se desvanece en el aire.
Por Fabys en 10:27 p. m. 0 Comentarios o Sugerencias
Etiquetas: Aislamiento, Anhelo, Desaparecer
lunes, 22 de junio de 2009
Esencias
Desde pequeña había soñado que todo cuanto deseara se convirtiera en realidad. Que de pronto, las verduras tuvieran sabor a golosinas, que las inyecciones hicieran cosquillas, que jugar en la lluvia no enfermara, que los animales salvajes pudieran domesticarse, que en lugar de montañas, la ciudad estuviera rodeada de mar (por lo menos uno de sus lados), que la tristeza se pudiera desaparecer con una caricia, una flor y un beso, que se aprendieran matemáticas con sólo quererlo.
De grande, desea otras cosas, pero sigue soñando que sus deseos se convierten en realidad.
Por Fabys en 12:08 a. m. 2 Comentarios o Sugerencias
viernes, 19 de junio de 2009
¡Cuenta, cuenta!
Un borreguito, dos borreguitos, tres borreguitos, cuatro borreguitos, cinco borreguitos…
Por Fabys en 11:34 p. m. 5 Comentarios o Sugerencias
Etiquetas: Insomnio
domingo, 14 de junio de 2009
¿Cuál prefieres?
“No te quiero herir, por eso te miento”
“Te respeto, por eso no te miento, pero te oculto algo”
“Te quiero, por eso no hago aquello que necesitaré esconder, para no herirte”
“Te amo, por eso te hablo con la verdad y tú decides si sigues conmigo a pesar de…”
Me inclino por la última.
Por Fabys en 12:37 a. m. 2 Comentarios o Sugerencias
lunes, 8 de junio de 2009
A dos años
Estas palabras son para un ser humano maravilloso. Para una persona que a lo largo de toda su vida se dedicó a estar al servicio de los demás.
Quienes tuvimos la dicha de conocerla realmente, podemos recordar innumerables ocasiones en que, con una visita, con una palabra de aliento, con una sonrisa y la seguridad de sus oraciones, podía llenar de paz y esperanza a las personas a su alrededor.
También podemos recordarla como aquella a la que se podía recurrir en los momentos difíciles, estaba siempre atenta a servir a los demás, dispuesta a visitar y atender a un enfermo o a consolar a una familia por la partida de un ser querido.
Durante toda su vida se dedicó a realizar actividades productivas sin queja alguna, era una persona independiente y autosuficiente, evitaba molestar o, como ella decía: "ser una carga" para los demás, aunque se sintiera mal y necesitara cuidados, pues estaba acostumbrada a valerse por sí misma.
En cada una de sus conversaciones y partes de su vida incluía siempre a Dios, hablaba de él y hablaba con él, agradecía por todo lo que tenía, y cuando pedía, lo hacía por y para los demás, siempre tenía a alguien por quien rezar y muchos estuvimos en sus oraciones constantemente.
En su casa como en su corazón, recibía con la puerta y brazos abiertos a quien la buscara o necesitara, nunca le negó la palabra o el saludo a alguien, al contrario, buscaba reconciliar a las personas, siempre encontraba una excusa para los demás, siempre buscaba una explicación benévola para quienes la herían, pasó gran parte de su vida justificando las acciones de las personas.
Por eso, ella quiso que sus restos mortales descansaran en este lugar, junto a su madre, junto a su esposo (Abuelito Humberto) donde no hay muros, ni paredes, ni cadenas, ni candados que impidan visitarla o dejarle flores, donde puede seguir estando disponible para los demás, como siempre lo estuvo en vida.
Para ella, para esa persona tan amada y querida, que recibía con serena alegría las cosas buenas y con valiente resignación los golpes en su vida, están dedicadas estas palabras, como una forma de conmemorar lo que fue y que seguirá siendo en los corazones de quienes la amamos.
Para Doña Cristina. . . . Abuelita Cristinita.
Quienes tuvimos la dicha de conocerla realmente, podemos recordar innumerables ocasiones en que, con una visita, con una palabra de aliento, con una sonrisa y la seguridad de sus oraciones, podía llenar de paz y esperanza a las personas a su alrededor.
También podemos recordarla como aquella a la que se podía recurrir en los momentos difíciles, estaba siempre atenta a servir a los demás, dispuesta a visitar y atender a un enfermo o a consolar a una familia por la partida de un ser querido.
Durante toda su vida se dedicó a realizar actividades productivas sin queja alguna, era una persona independiente y autosuficiente, evitaba molestar o, como ella decía: "ser una carga" para los demás, aunque se sintiera mal y necesitara cuidados, pues estaba acostumbrada a valerse por sí misma.
En cada una de sus conversaciones y partes de su vida incluía siempre a Dios, hablaba de él y hablaba con él, agradecía por todo lo que tenía, y cuando pedía, lo hacía por y para los demás, siempre tenía a alguien por quien rezar y muchos estuvimos en sus oraciones constantemente.
En su casa como en su corazón, recibía con la puerta y brazos abiertos a quien la buscara o necesitara, nunca le negó la palabra o el saludo a alguien, al contrario, buscaba reconciliar a las personas, siempre encontraba una excusa para los demás, siempre buscaba una explicación benévola para quienes la herían, pasó gran parte de su vida justificando las acciones de las personas.
Por eso, ella quiso que sus restos mortales descansaran en este lugar, junto a su madre, junto a su esposo (Abuelito Humberto) donde no hay muros, ni paredes, ni cadenas, ni candados que impidan visitarla o dejarle flores, donde puede seguir estando disponible para los demás, como siempre lo estuvo en vida.
Para ella, para esa persona tan amada y querida, que recibía con serena alegría las cosas buenas y con valiente resignación los golpes en su vida, están dedicadas estas palabras, como una forma de conmemorar lo que fue y que seguirá siendo en los corazones de quienes la amamos.
Para Doña Cristina. . . . Abuelita Cristinita.
Por Fabys en 10:34 a. m. 1 Comentarios o Sugerencias
Etiquetas: Abuelita Cristinita
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